Los talleres de cocina en nuestro centro ofrecen una experiencia enriquecedora que va más allá de la preparación de alimentos. En primer lugar, estos talleres fomentan la autonomía y fortalecen la autoestima de los residentes, permitiéndoles mantener habilidades y asumir roles activos en una actividad que les resulta familiar y significativa. Además, la cocina en grupo facilita la socialización, promoviendo el compañerismo y las relaciones personales, lo cual es fundamental para mejorar el bienestar emocional.
Para propiciar este disfrute y aprendizaje compartido, en el Centro Joaquín Rosillo, nuestros mayores han participado recientemente en un taller de galletas fritas, que han hecho las delicias no solo de nuestros y nuestras residentes, sino también de nuestro equipo de profesionales.